miércoles, 28 de septiembre de 2011

Camino Real Sumiya


La sra. Barbara Hutton contrato a un grupo de expertos en climas solicitándoles que investigaran en que lugar se encontraba el mejor clima del mundo para mandar hacer una residencia de descanso, informándole ellos que en Cuernavaca y Jiutepec Morelos estaba el mejor clima; mandando a construir una mansión estilo Coreano que actualmente es el Hotel camino real Sumiya.
Sumiya significa “Lugar de paz, tranquilidad y longevidad”, nociones que describen perfectamente el ambiente que se vive en este magno palacio que como símbolo ostenta una flor de loto con tres espadas convergentes que representan la sabiduría y el amor.
Haga de su estancia en Camino Real Sumiya una experiencia inolvidable visitando el Teatro Kabuki, réplica del Teatro de la antigua ciudad de Kyoto con visitas guiadas todos los fines de semana; lugar donde la historia y las imágenes se mezclan y lo llevan al verdadero oriente; el impactante baño Ofuro, el jardín de la meditación, sus originales pinturas y por supuesto el magnetismo que encierra el Teatro y su historia.

Cuernavaca: la verdadera historia de su eterna primavera

Cuernavaca ha visto pasar de todo: el imperio de los Habsburgo, la mafia norteamericana de los años treinta, la psicodelia de los sesenta. Sus mansiones y jardines sobreviven con aquella frondosidad que los hizo famosos, protegidos del tiempo por muros de piedra, tan infranqueables como eternamente apetecibles.
Desde antes que los caballos y las pistolas llegaran a este continente, Cuernavaca ya era un destino de vacaciones. Fundada en 1404 como el señorío de Cuauhnahuac (que significa “cerca de los árboles”), ahora —600 años después— se describe hasta el cansancio como la “ciudad de la eterna primavera”. Una ciudad sobrepoblada, estresante, alta y fría hasta este destino de clima semitropical, surcado por ríos y tapizado de jardines espléndidos es como darse un baño de tina caliente al final de un día difícil.


“Aquí hasta la lluvia es bella y olorosa”, escribió el emperador Maximiliano a su esposa Carlota en el siglo xix, y no fue el único en dejarse seducir. Príncipes, archiduques y otros notables han sido cautivados por las flores, el sol, las frutas, los manantiales y las cascadas de Cuernavaca. El sha de Irán tuvo una casa aquí, al igual que el escultor inglés John Spencer, pariente de la princesa Diana.
UN LUGAR PARA QUEDARSE
El magnetismo de Cuernavaca es tal que transforma a los turistas en expatriados. En la antigua casa del coleccionista Ian Brady, por ejemplo, a la sombra de la catedral, a uno no le queda más que imaginar, mientras se mueve entre Tamayos, Covarrubias, Kahlos y piezas prehispánicas, la vida de este hombre colorido y sus amigos: Josephine Baker, William Spratling, David Hockney y Dolores del Río.
Desde entonces, artistas, compositores, arquitectos y anticuarios la han hecho su casa, por ello, los fines de semana suelen estar marcados por interesantes exhibiciones hasta la fecha. Uno de los recintos por investigar es la Hacienda de Cortés, donde los Amigos de la Música acaban de iniciar una nueva serie de conciertos los domingos a la hora de la comida.